La clave del cuidado de la piel está en seguir tres pasos que son válidos para cualquier edad y tipo de piel. Ellos son la limpieza, la hidratación y la protección solar. Además, se los puede combinar con otros consejos de acuerdo a la etapa de la vida en la que nos encontremos. En d-pílate beauty concept te los contamos:
A los veinte años, la piel está fresca, joven, luminosa y tersa. Es por eso que muchas personas caen en el error de olvidar los cuidados básicos de belleza, cuando lo correcto sería todo lo contrario, es decir, mantener y prolongar esa frescura.
Limpieza. Todos los días -por la noche, antes de acostarnos- debemos limpiarnos el rostro. De esta manera eliminaremos el maquillaje y toda la suciedad que se nos haya ido adhiriendo a la piel durante el día.
Es muy importante realizar una exfoliación semanal. De ese modo eliminaremos las células muertas y mejoraremos la penetración de las cremas.
Hidratación. Tras la limpieza, hay que aplicar una buena crema hidratante que será nuestra mejor aliada.
Protección solar. No puede faltar a ninguna edad y en ningún momento del día: es la mejor manera de evitar todos los daños que el sol causa sobre nuestra piel.
Lo que le ocurre a nuestra piel a partir de los 30 es que se empiezan a manifestar los primeros signos del envejecimiento: manchitas, pérdida de elasticidad, menos luminosidad, se ve algo más deshidratada e, incluso, la coloración ya no se ve tan uniforme.
Limpieza. Es un paso fundamental para que la piel esté sana.
Hidratación. A esta edad la hidratación debe comenzar a ir acompañada de cremas con tratamiento o serums, para ayudar a reparar los daños que provocan los radicales libres en las células, además de aumentar las defensas contra la polución.
Protección solar. Algunas manchitas comienzan a aparecer tímidamente a partir de los treinta años, pero si no les ponemos freno se harán notar cada vez más. Por eso, lo mejor es pararlas cuanto antes: un protector solar con índice alto se hace fundamental. Sus filtros aislarán nuestra piel protegiéndola así de los rayos solares principales causantes del envejecimiento.
También debemos tener en cuenta que los anticonceptivos orales y el embarazo causan cambios hormonales provocando en muchos casos manchas oscuras en las mejillas y en el labio superior por lo que debemos protegernos aún más del sol ya que éste acelera más la aparición de posibles melasmas.